Desgraciadamente
no hay una prueba de rutina que sirva para detectar el cáncer de pulmón, como
lo es la mamografíaen
el cáncer de mama. Se han realizado estudios con la radiografía
de tórax, pero no han dado buenos resultados en la detección del
cáncer, además de aportar radiación innecesaria. Por ello, la única
certeza posible para la prevención del cáncer de pulmón es evitar la
exposición a sus desencadenantes ambientales, siendo el principal de ellos el
humo del tabaco.
Abandonar el
tabaco es la única forma de evitar una enfermedad que, en la
mayor parte los casos, acaba con la vida de los que la sufren. Es por ello que
los médicos están comprometidos a ofrecer toda su ayuda a los fumadores que
están motivados para dejar su hábito. La reducción del riesgo de padecer
este tumor en fumadores se hace patente a los cinco años del abandono del
tabaco, disminuyendo progresivamente ese riesgo a lo largo del tiempo de
abstinencia.
Sin embargo,
conseguir abandonar el tabaco es realmente difícil, ya que la
adicción física y psicológica a la nicotina es muy fuerte. Hay diversos métodos para
ayudar a los fumadores, entre los que se incluye el
asesoramiento de expertos, la terapéutica conductual, la restitución
de la nicotina (chicles, parches, inhaladores) y ciertos medicamentos
(bupropión y vareniclina). Sin embargo, solo se consiguen buenos resultado
en el 20-25% de los pacientes, por ello lo mejor es no empezar a fumar.
Hay que tener
en cuenta, además, que la exposición al humo del tabaco no se da solamente en
fumadores, ya que son muchas las personas (fumadores pasivos) que inhalan el
humo del tabaco no habiendo elegido fumar, incluidos niños. Ahí es cuando la
sociedad interviene para evitar el perjuicio que supone sobre la salud de la
población, y se implantan legislaciones que promueven un ambiente sin humo.
Mendoza Sosa Israel
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